Lamenté mucho lo ocurrido este sábado 14 de noviembre en el centro de diversión “Cool Bar” ubicado en la avenida Venezuela del municipio Santo Domingo Este en la celebración del cumpleaños de un amigo.
Sucede que varios compañeros llegamos como a las 10:30 de la noche y el lugar estaba repleto de personas en sana diversión, menos uno, encontramos a nuestro amigo, quien ese día se encontraba de cumpleaños, afuera del local que había reservado para su celebración por qué no lo dejaban pasar.
Dijeron en un momento que era por la ropa; sin embargo, mi amigo de quien me reservo el nombre, estaba vestido con camisa mangas largas, unos jeans y zapatos de vestir, la típica vestimenta para frecuentar este tipo de negocios, y aún así no le permitían la entrada mientras que en ese momento estaban accediendo personas con el mismo atuendo y hasta mas informales sin ningún tipo de problemas, claro, eran de tez blanca y “bien montados” como se dice.
Intentamos pasar los demás que veníamos con él y logramos hacerlo, solo él, el morenito, quien era el festejado no pudo pasar. Obviamente decidimos abandonar el lugar aunque ya con un mal sabor de boca por el cruel desplante que pasamos.
Esta actitud de un popular negocio de la zona oriental demuestra la falta de conciencia que existe en nuestra sociedad. Hago un llamado a la reflexión: ni el color de piel, ni la condición económica, ni el estatus social o alguna discapacidad física determina nuestra condición de ser humano, delante de Dios, todos somos iguales. Las virtudes, los valores que acompañan a cada ser humano es lo que los hace importantes y únicos.
“El respeto al derecho ajeno es la paz” decía Benito Juárez y todos tenemos derecho a divertirnos sanamente sin el temor de ser discriminados por ser de un color o de otro.
Señores de Cool Bar, “todos los dominicanos tenemos el negro detrás de la oreja”.
Blanca Rosario
Santo Domingo, República Dominicana
Lunes 16 de noviembre 2009